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lunes, 10 de agosto de 2015





    Hoy queremos hablar y compartir un poco más sobre esas 4 formas que pueden separarnos por completo de nuestros hijos.

    Educar no es sólo enseñarles a leer, o mostrarles cómo pueden realizar su trabajo de investigación para el colegio con el ordenador. Ser padre o madre no es regalarles un teléfono móvil para su cumpleaños, ni asegurarnos que les ponemos el cinturón cada vez que se suben al coche. Es mucho más que todo esto.

    Sin embargo, en ocasiones, a pesar de conocer la teoría no aplicamos la práctica. Porque además de padres y madres, somos pareja, empleados, empresarios, o buscadores de nuevos empleos, almas que quizá, ansían aún cumplir sus aspiraciones, en medio del rumor cotidiano en el que sin saber cómo, empezamos a cometer errores en la educación de nuestros hijos.
    Si eres padre, recordarás también cuando fuiste hijo, y sabrás sin duda qué echaste en falta o qué agradeces aún a día de hoy de aquellos días de infancia. Si tu niñez no fue especialmente feliz entenderás también qué aspectos rompieron ese vínculo emocional con tus padres, esos errores que no deben repetirse bajo ninguna circunstancia con tus hijos.
    Hoy queremos hablarles y compartirles un poco más sobre esas 4 formas que pueden separarnos por completo de nuestros hijos.
    1. No le escuchas
    Los niños hablan mucho, y sobre todo preguntan. Te asaltan con mil cuestiones, mil dudas, con cientos de comentarios en el momento más inoportuno. Desean saber, experimentar, quieren compartir y desean comprender todo lo que acontece ante ellos.
    Tenlo muy claro, si les dices que se callen, si les obligas a guardar silencio o no atiendes sus palabras respondiéndoles con severidad o de forma osca, lo que vas a conseguir en un breve plazo es que el niño deje de dirigirse a ti. Y lo hará prefiriendo sus propios espacios de soledad detrás de una puerta cerrada que ya no querrá que cruces.
    1. Lo sancionas, no le das confianza
    Son muchos los padres que relacionan la palabra educación con sanción, con prohibición, con un autoritarismo firme y rígido donde todo se impone y cualquier error se castiga. Este tipo de enfoque educativo lo que ocasiona es una falta de autoestima muy clara en el niño, una inseguridad y a su vez, la ruptura del vínculo emocional con ellos.
    Si castigamos no enseñamos. Si yo me limito a indicarle al niño todo lo que hace mal, jamás sabrá cómo hacer algo bien. No le doy medidas o estrategias, me limito a humillarlo. Y todo ello va a generar en él, rabia, rencor e inseguridad. Evítalo siempre.
    1. Lo comparas y lo etiquetas 
    Pocas cosas pueden llegar a ser más destructivas que comparar a un hermano con otro, o comparar al niño con otro para ridiculizarlo, para darle entender sus escasas facultades, sus fallos, su escasa iniciativa. En ocasiones, un error en el que caen muchos padres es hablar en voz alta delante de ellos como si los niños no les escucharan.
    “Es que mi hijo no es tan listo como el tuyo, es lento, qué se le va a hacer”. Expresiones como estas son dolorosas y generan en ellos un sentimiento negativo que propiciará no solo el odio hacia sus padres, sino un sentimiento interior de inferioridad.
    1. Le gritas, te apoyas antes en las órdenes que en los argumentos
    No vamos a hablar aquí del maltrato físico, damos por sentado que no hay mayor forma de romper el vínculo emocional con un niño como cometer este acto imperdonable. Ahora bien, hemos de ser conscientes de que existe otro tipo de maltrato implícito casi igual de destructivo, como es el psicológico, ese en el cual, se mina por completo la personalidad del niño, su autoconcepto y la seguridad en uno mismo.
    Hay padres y madres que no saben dirigirse de otro modo a sus hijos, como es a través de los gritos. Levantar la voz sin razón justificable provoca un estado de excitación y estrés continuo en los niños, no saben a qué atenerse, no saben cuándo hacen una cosa bien o mal. Los gritos continuados enervan y hacen daño, puesto que no hay diálogo, sólo órdenes y reproches.
    Hay que ir con sumo cuidado con estos aspectos básicos. El no escuchar, el no hablar, el no mostrar apertura, comprensión o el usar la sanción por encima del diálogo, son modos de ir alejando poco a poco a los niños de nuestro lado. Nos verán como enemigos de los que defenderse y romperemos el vínculo emocional con ellos.

    lunes, 22 de junio de 2015

                                                     LA SOMBRA DE PETER PAN

     Peter Pan vivía tratando de no ser atrapado por su sombra, huyendo de ella, esquivándola como si ésta no formara parte de sí mismo. Así actuamos ante lo que tememos de nosotros mismos. Hacemos ver que no existe y lo condenamos a nuestro infierno interior donde crece oculto, bajo el velo, desde el dolor de sentirse repudiado y maldito.
    Nuestra sombra es un espejo en el que podemos descubrir aquello de nosotros que permanece oculto, eso que no aceptamos haber creado. Es un libro abierto que nos permite comprender que todo lo que ocurre en nuestro escenario vital es una simple proyección de nuestro universo interno. Que cada cosa que odiamos en el mundo, cada conflicto que tenemos, cada juicio que emitimos y cada sentimiento de culpa que cargamos sobre nuestras espaldas, son la consecuencia de nuestra forma de ver la vida.
    Peter Pan huye de su sombra porque no desea crecer. Quiere ser siempre un niño. Juzga el mundo adulto de aburrido, pero en realidad sólo puede vivir dentro de su propia burbuja en la Isla de Nunca Jamás. Es incapaz de encarnar su ilusión en el universo común. No tiene poder allí. Todo Peter Pan teme la adultez debido a la responsabilidad esencial que comporta ser uno mismo. El miedo a elegir de forma responsable nos hace niños y si somos niños, nuestra magia sólo servirá hasta donde el que decide y elige nos lo permita. Ésa es una de las trampas y la consecuencia del verdadero síndrome de Peter Pan que sufre hoy en día una gran parte de nuestra sociedad consumista.
    Eso que nos decían en misa sobre que debíamos ser como niños, está muy bien cuando se trata de tener presente la actitud de juego en la vida, pero tiene trampa cuando en el fondo nos mantiene atrapados a un estado de dependencia y falta de responsabilidad ante nuestro propio proceso de crecimiento. De este modo, el poder siempre estará fuera, separado de nosotros, proyectado en un dios externo que nos premia y nos castiga, en un universo que nos bendice o nos maldice, en un azar que nos impulsa o nos detiene. Jamás dependerá de nuestras propias decisiones.
    Cuando uno elige dejar de esconderse de su sombra y mirarla de frente, descubre que aquello que más teme es justamente lo que podrá liberarlo de sí mismo. En este sentido,la sombra es únicamente la consecuencia de nuestra falta de amor y aceptación. Es la negación de una parte de nosotros que ha sido juzgada y condenada. A lo que juzgamos indigno lo separamos de nosotros, lo proyectamos hacia fuera y lo combatimos llamándolo “el mal”. Lo hacemos porque lo tememos y eso es precisamente lo que lo refuerza, pues todo aquello en lo que ponemos nuestra atención crece dentro y fuera de nosotros.
    Integrar es dejar de separar lo que siempre estuvo unido, a pesar de la ilusión. Nos han vendido que lo espiritual y lo material son algo separado, cuando en realidad son polos de una misma cosa, al igual que el día y la noche, lo masculino y lo femenino o la luz y la sombra. Abrazar tu sombra te convierte en dueño de tu propio proceso, te permite reconocerte y elegir ser aquello que tú decidas. Eso es ser adulto consciente y el temor a reconocer tu divinidad es lo que te encierra en un mundo infantil donde las decisiones de tu vida las toman otros mientras tú alimentas el mundo de nunca jamás.
    Reconocerte como un ser divino no es un acto prepotente cuando comprendes que todo lo que ves es parte de ti, que nada está realmente disociado. Es hacerte adulto responsable de tu universo interno. Es dejar de luchar. Es encontrar la paz, el equilibrio y la coherencia. Es tomar a tu sombra y fusionarte con ella hasta comprenderla. Es amar la vida sin juicio, sin culpa. Es dejar de soñar fantasías imposibles para atreverte a materializar en esta misma Tierra todo aquello que tu corazón te pide. Eso sí es volar querido Peter Pan, pero no hacia el País de Nunca Jamás, sino hacia el cielo que siempre deseaste encarnar.


    miércoles, 3 de junio de 2015



    PORQUÉ ESTÁ CADUCADO EL SISTEMA EDUCATIVO ACTUAL




    ¿Recuerdan cuando iban a la escuela y en determinadas asignaturas les hacían aprender decenas de cosas de memoria? Que si fórmulas de física y química, que si la capital de Colombia es Bogotá, que si la Revolución francesa estalló en 1789… Datos y más datos que el tiempo acaba borrando. Y aún más si el profesor que tuvieron fue bien aburrido. En cambio, seguro que recuerdan a algún maestro que consiguió despertar su atención e interés.
    Y es que la emoción es el ingrediente secreto del aprendizaje, dice la Neurociencia, fundamental para quien enseña y para quien aprende. “El binomio emoción-cognición es indisoluble, intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro”, explica Francisco Mora, experto en neurofisiología. Al parecer, la información que nos llega a través de los sentidos pasa por el sistema límbico o cerebro emocional antes de que sea procesada por la corteza cerebral, encargada de los procesos cognitivos. Dentro del sistema límbico, la amígdala juega un papel esencial. Es una de las partes más primitivas del cerebro y se activa ante cosas que considera importantes para la supervivencia, lo que ayuda a consolidar de forma más eficiente un recuerdo.
    Una de la cosas más interesantes y nuevas al contrario de lo que mucho tiempo se creyó, el cerebro no es estático y va aprendiendo cosas sin más una detrás de otra, sino que “existen ventanas plásticas, períodos críticos en los que un aprendizaje se ve más favorecido que otro, por ejemplo, para aprender a hablar la ventana se abre al nacer y se cierra a los siete años, aproximadamente. Eso no quiere decir que pasada esa edad el niño no pueda adquirir el lenguaje, porque gracias a la enorme plasticidad del cerebro, lo conseguiría aunque le costaría mucho más.
    El descubrir que existen períodos de aprendizaje concretos hace que las escuelas deban también replantearse el modelo educativo, “hasta los 10 o 12 años, el cerebro tiene una ventana específica para aprender aptitudes, para manejar información, para razonar. Tal vez esa etapa sea el momento de potenciar la comprensión de un texto; que sean capaces de entender y extraer información; que aprendan a razonar de forma matemática, en lugar de memorizar mucho contenido. En definitiva, trabajar aquellas habilidades que después conformarán un cerebro con ganas de aprender cosas nuevas”.
    El sistema educativo actual en algunos casos choca contra esas ventanas cerebrales. Por ejemplo, cuando los niños son muy pequeños, tenerlos sentados en una clase, quietos, “sabemos que impacta negativamente en su cerebro”, porque para poder madurar, crear nuevas redes de neuronas, el cerebro necesita experiencias nuevas. “Imagínate niños chiquitos expuestos cada día a las mismas cosas… Acaban haciendo menos redes neuronales y su cerebro está menos desarrollado”.
    Se aconseja que en los primeros años de vida se esté en contacto con la naturaleza, una fuente inagotable de estímulos, porque es a esas edades cuando se construyen los perceptos, las formas, los colores, el movimiento, la profundidad, con los que luego se tejerán los conceptos. “Para construir buenas ideas hay que tener buenos perceptos. Son los átomos del conocimiento, del pensamiento”, 
    ¡Ay, la adolescencia…!
    Una de las cosas de la escuela actual que está totalmente en contra de los códigos del cerebro es la forma en que se intenta enseñar a los adolescentes. A esta edad empiezan a tener materias como biología, química, física, que deben aprender de forma totalmente racional. El problema es que a esa edad el cerebro es plenamente emocional. “Desde un punto de vista evolutivo tiene sentido porque en esta época de la vida los chicos buscan sus propios límites e intentan superarlos. Forma parte de una estrategia de supervivencia de la propia especie”.
    Así pues, tenemos cerebros desregulados de manera natural emocionalmente a los que intentamos enseñar cosas de manera racional. “Por eso muchos chavales en esta etapa dicen que no quieren hacer ciencias y se pierden muchas vocaciones científicas y sobre todo en el caso de las chicas".
    Pero, ¿cómo solucionarlo? Pues… introduciendo emoción. En lugar de hablarles sólo de fórmulas y teoremas, tratar de acercar la ciencia a sus vidas, enganchar a su cerebro social. ¿Y si el profesor de matemáticas no explicara directamente el teorema de Pitágoras, sino que contara su vida, sus aventuras y desventuras, para comprender qué llevó a este filósofo y matemático griego a enunciar este principio?
    También habría que tener en cuenta los horarios. Al entrar en la adolescencia, el cerebro de forma automática retrasa la hora de ir a dormir y también de despertarse por la mañana. En cambio, en esa etapa muchos centros educativos avanzan la hora de entrada de los chicos. “Se deberían adaptar los ritmos escolares a los biológicos” y tampoco es necesario que estén tantas horas en clase. De hacerse más vivenciales, afirman los expertos en neuroeducación, en menos tiempo se impartiría más conocimiento.
    Instituto Aluna

    martes, 26 de mayo de 2015

    CONCEBIR HIJOS



    La esterilidad es la incapacidad de procrear, es decir, de producir o de liberar gametos (espermatozoides y óvulos) fecundantes o fecundables o de permitir su encuentro (no confundir con IMPOTENCIA).
    He tenido oportunidad de observar en muchas ocasiones a personas que tuvieron un hijo, e incluso un segundo, después de ser declaradas estériles por la ciencia médica, y a otras que no presentaban ninguna anomalía, por lo que eran fértiles, pero no podían concebir.
    Para algunas personas, el ser estériles forma parte de la experiencia que deben vivir en esta vida.Quizá solo desean tener un hijo porque creen que es normal tenerlo o porque sus padres desean ser abuelos.
    Muchas mujeres quieren un hijo sólo para sentirse más mujeres, porque les resulta difícil aceptar su feminidad.
    Esta mujer puede ser estéril precisamente para que aprenda a ser feliz y a aceptarse completamente sin tener hijos.
    En el caso de muchas otras personas, el miedo que experimentan ante esta experiencia es más fuerte que su deseo.
    Por lo tanto, la esterilidad es el medio inconsciente que utilizan para no tener hijos, aunque no deben abandonar su deseo.
    La esterilidad se manifiesta a menudo en la persona que se acusa de ser improductiva, que no obtiene los resultados positivos que busca en un área determinada. Incluso puede sentirse inútil.
    Para saber si tu esterilidad se presenta para ayudarte a aceptar el hecho de no tener un hijo -porque esa es la experiencia que debes vivir en esta vida- o si es causada por un miedo inconsciente.
    Si eres mujer, ¿conoces a alguna que tuviera problemas para dar a luz?
    ¿Qué aprendiste de tus padres con respecto a tener hijos?
    ¿Tienes miedo de perder a alguien o de perder tu hermosa figura?
    Sé consciente de que cualquier miedo sentido en el pasado no es necesariamente cierto para siempre y para todo el mundo.
    Deberás decidir quién va a ganar: tu deseo o tu miedo.
    Cualquiera que sea tu decisión, concédete el derecho de tomarla.
    Es tu vida y puedes hacer lo que quieras. Sólo tienes que estar listo para asumir las consecuencias de tus decisiones.
    Además, te sugiero que compruebes con quienes te conocen si te consideran improductivo, y descubrirás que nada está más lejos de lo que ellos piensan de ti.
    La esterilidad se define como la inaptitud a reproducirse.
    La esterilidad puede indicar un rechazo, una resistencia inconsciente a la idea de tener un hijo.
    También puede que desee un niño únicamente para colmar las esperas de las personas que me rodean pero que, para mis adentros, no lo deseo realmente.
    Teniendo miedo de dar a luz o de ser incapaz de cumplir con mi papel de madre o padre (miedo de la responsabilidad, problemas financieros…) o no deseando hacer vivir a mi hijo, los sufrimientos que viví, provoco la esterilidad.
    Puedo así sentir el temor de volver a vivir a través de mi embarazo, los recuerdos de los momentos en que me llevaba mi madre y que pudieron afectarme.
    Debo comprender que el deseo de tener un hijo puede ser muy grande pero el miedo también, que sea consciente o no; es la diferencia que puede pesar en la balanza para que el proceso de embarazo se active o no.
    Debería comprobar si pude vivir experiencias en el pasado, que sea hombre o mujer, que pudieran haberme hecho vivir ciertos bloqueos sexuales.
    Un trabajo en psicoterapia o energético puede estar adecuado en este caso, y ayudar enormemente a disolver los bloqueos que impiden concebir un hijo.

    Por lo tanto es muy importante que me pregunte sobre la naturaleza de mi deseo de tener un hijo y que haga confianza a mi yo interior en mi decisión de dar la vida o no.

    martes, 12 de mayo de 2015

    HOY HABLAMOS DE DINERO, VEAMOS QUE NOS CUENTA LA PSICOGENEALOGÍA SOBRE ÉL

     DINERO, DEMOS UNA MIRADA SOBRE EL A TRAVÉS DE LA PSICOGENEALOGÍA



    Desde la psicogenealogía se afirma que proyectamos nuestros problemas familiares en la vida. Que los problemas de dinero se relacionan con nuestra hermandad y con el territorio que ocupamos. La familia define lo que es el dinero, le da adjetivos y establece límites respecto a si está o no permitido ganarlo y de que manera.

    La neurosis de fracaso también puede impedir la prosperidad económica, cuando los padres implantan la prohibición de superarlos, “si yo no he ganado dinero, tú tampoco”. El hijo entonces, por lealtad, o por temor a la culpa, no sobrepasará nunca el estatus económico de sus padres.

    Se afirma que nuestro cerebro más primitivo, el reptiliano, es el que controla el territorio, alimento y la descendencia. ¿También controla el dinero?
    Dice Cristóbal Jodorowsky que el dinero proporciona estas tres necesidades básicas. En el momento en el que creemos que nos falta, nos genera estrés y angustia. También puede suceder que vivamos en una familia que asocia el dinero con el pecado, lo que nos dificultará ganarlo y nos estresará de forma crónica.

    ¿Dinero y creatividad están en la misma balanza?
    No puedes llamarte “adulto”, hasta que no ganes dinero empleando tu talento creativo.

    No se nos juzga por lo que somos, sino por la manera en que nos vemos y sentimos.

    “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”
    Hay personas que heredan la idea loca y tóxica de que no podemos ganar dinero con una actividad que nos guste. Si creemos que para ganar dinero hay que sufrir, tenemos un nudo sadomasoquista, el dinero queda relacionado con el sacrificio y con ello nos impedimos prosperar.

    ¿Hay algo que podemos hacer en esos casos?
    Una recomendación psicomágica de Alejandro Jodorowsky consiste en tener siempre algún dinero en casa. Si nos han enseñado que el dinero es algo “sucio”, es aconsejable lavarlo y perfumarlo. Hay que amar el dinero, tratarlo como un vehículo que representa lo mejor de nosotros mismos.

    ¿Qué abusos son los que más se repiten en la infancia y después pueden afectarnos en la esfera material?
    Cuando al niño se le obliga a permanecer donde no desea, se le protege demasiado o se le da comida para “cebarlo”, en lugar de para alimentarlo. Esta actitud muestra que se está tratando de compensar la falta de amor con golosinas y regalos de todo tipo. Por defecto, cuando el hijo carece de lo básico y no tiene un espacio íntimo dentro del hogar.

    ¿Cuál es el verdadero valor del dinero?
    Dice Jodorowsky que el dinero tiene un valor económico y otro emocional. No vale igual el dinero: de una herencia, el sucio, el doloroso, el fácil, el emigrante, el nuevo rico, el avaro, el aristócrata, el culpable dinero católico, el orgulloso dinero protestante o el dinero incestuoso.

    ¿El dinero nos puede hacer perder el contacto con la realidad?
    Un cuento de Bruno Ferrero, muestra el lado “narcisista” del dinero:
    “Maestro, ¿qué piensa del dinero?”, preguntó el discípulo.
    “Mira a la ventana”, le dijo el maestro, ¿qué ves?”
    “Veo una mujer con un niño, una carroza tirada por dos caballos y una persona que va al mercado”
    “Bien. Ahora mira al espejo. ¿Qué ves?”
    “¿Qué quiere que vea? Me veo a mí mismo, naturalmente.
    “Ahora piensa: la ventana está hecha de vidrio, lo mismo que el espejo. Basta una pequeñísima capa de plata por detrás del vidrio para que el hombre sólo se vea a sí mismo”.

    El ladrón y tacaño tienen problemas con el dinero ¿Cómo se relacionan con la psicogenealogía?
    Dice Elisabeth Horowitz que las personas que roban creen que no tienen derecho a ganar dinero a causa de rivalidades presentes en su árbol genealógico. Piensan que para que ellos ganen es preciso que otros pierdan. O se convierten en explotadores porque, según su educación, su triunfo se debe a que otros en la familia están destinados al fracaso.

    Respecto a los tacaños dice que cuando tratamos de economizar, podemos preguntarnos a quién le quitamos el dinero. Cuando guardamos, acumulamos sin distribuir nos estamos condenando secretamente a no recibir nada de la vida. Estamos rechazando el intercambio.

    Y si le damos la vuelta a esto ¿Qué ocurre?
    Como afirma Brian Tracy la gente feliz y alegre parece que atrae a otra gente alegre y feliz. La persona que posea conciencia de prosperidad parece que encuentra ideas y oportunidades para hacer dinero. La ley de atracción actúa en todas partes y en todo momento. Según esta ley, los seres humanos emiten vibraciones a través de sus pensamientos y emociones; en consecuencia, atraen a la realidad lo mismo que piensan o sienten. Pensamientos de carencia y pobreza, atraen la miseria, pensamientos de abundancia y gratitud, atraen la riqueza.

    ¿Por qué, según la teoría psicoanalítica, el dinero simboliza los excrementos?
    Para el niño, en la etapa anal, el placer (liberación de la tensión) lo encuentra en la retención de las heces, previa a su expulsión. Los excrementos son su tesoro preciado. Darlos o no, depende de la relación de premio-castigo a la figura de apego (normalmente la madre) y el lugar de depósito dependerá de si es o no lo que él considera su territorio. De adultos, el tesoro es el dinero y nos estreñimos cuando somos avaros, nos da diarrea cuando nos entregamos por de más. Siguiendo este hilo de razonamiento, los bancos simbolizarían anos gigantescos.

    … también se asocia el dinero con el agua. Expresiones populares muestran esta asociación, como “estoy seco”, “nadar en la abundancia”, “dinero líquido”…
    Sí, porque ambos son reforzadores universales, como pasa con la comida. Todos necesitamosagua para vivir, y todos necesitamos dinero para vivir, en sociedad.

    Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.
    Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
    – “¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.
    – “Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”

    *Basándonos en el pensamiento de Zoe Routh, proponemos imitar las creencias que a muchos millonarios le han permitido atraer el dinero:

    -Merezco ser rico.
    -Hay suficiente riqueza dando vueltas
    -Cuando me enriquezco, hago que otros también se enriquezcan.
    -Me enriquezco agregando valor a la vida de la gente, proporcionando servicios, conocimientos o productos, que enriquecen a otros.
    -Crear riqueza es agradable y divertido.
    -Si deseo algo, puedo alcanzarlo, lo atraigo, lo poseo y lo disfruto
    -Soy el capitán de mi propia nave.
    -No estoy solo, en la construcción de la riqueza, tengo muchos socios que me asisten en el diseño, la implementación, y la administración de mis productos y servicios. Todos nos beneficiamos del crecimiento de la riqueza.
    -Nadie sufre como resultado de que yo sea rico.
    -La riqueza da la oportunidad de ayudar a otros.
    -Estoy muy agradecido por todo que ya tengo en mi vida.
    -Estoy en este planeta para gozar de mi vida.
    -Ya soy desmesuradamente rico.

    domingo, 10 de mayo de 2015

    EL PROCESO QUE SIGUE UN PENSAMIENTO PARA CONVERTIRSE EN ENFERMEDAD (O TODO LO CONTRARIO):


    El pensamiento es la actividad de nuestro cerebro. Los pensamientos, las emociones, cómo nos sentimos, nuestra personalidad, la forma en que respondemos a nuestra vida… Todo ello forma lo que conocemos como “Mente” o actividad mental. Pero ahora nos interesa analizar el pensamiento como el flujo de actividad eléctrica que se desarrolla en nuestro cerebro, concretamente, la actividad comunicativa entre las neuronas.
    Esas conexiones eléctricas interneuronales son las que dan lugar a lo que conocemos como pensamientos (ya sean imágenes, sonidos, recuerdos y memorias, inspiraciones, ideas, etc…).
    Una vez el cerebro ha creado y perseverado en una serie de pensamientos de un determinado tipo (alegres, destructivos, de crítica, humorísticos, inspirativos…) nuestro hipotálamo (el gran laboratorio químico de nuestro organismo) se pone en marcha. ¿Forma de proceder? Tan simple de describir como compleja es en su funcionamiento: el hipotálamo se pone a crear hormonas (péptidos) directamente vinculados a los pensamientos que nuestro cerebro está teniendo. Es decir, que nuestro hipotálamo creará combinaciones químicas de la misma tipología que los pensamientos que nuestro cerebro está produciendo.
    De este modo, aparecen las “emociones”. Nuestro hipotálamo, al segregar e inundar el torrente sanguíneo con esas hormonas vinculadas a nuestros pensamientos, hace que nuestro cuerpo cree sensaciones. Por eso nos sentimos bien o mal, alegres o abatidos, calmados o nerviosos, como respuesta a nuestros pensamientos. Se trata, sencillamente, de que nuestro centro bioquímico (el hipotálamo) está creando productos químicos como el más perfecto laboratorio imaginable, para “dar forma de sensaciones” a los pensamientos que está produciendo nuestro cerebro.
    Nuestro hipotálamo puede crear péptidos que nos hagan actuar deprisa ante situaciones de estrés; o puede segregar hormonas placenteras para adormecernos o para “premiarnos”. En definitiva, puedecrear una sustancia química natural para cada proceso mental que esté en ese momento en marcha.
    EL PROBLEMA:
    El problema es que, por desconocimiento de estos procesos, la gente no es consciente de la importancia que tiene “pensar correctamente”. No se trata aquí de defender un tipo de pensamiento religioso o moral, ni nada por el estilo. Cuando decimos “pensamiento correcto” queremos decir, ni más ni menos, que el que sea adecuado y beneficioso para cada uno de nosotros. Ni más ni menos.
    Como la mayoría de las personas desconoce la maquinaria bioquímica que se pone en marca cada vez que nuestro cerebro produce pensamientos de un tipo o de otro, la gente simplemente no puede controlar cómo se siente, o lo que es mucho más importante, no puede controlar el hecho de que muchas de esas sustancias químicas vinculadas a pensamientos destructivos, están literalmente, envenenando su cuerpo a diario y de ahí surgen enfermedades.
    Pero vayamos por partes, ya que hemos dicho que íbamos a explicar el proceso completo y de forma clara:
    Si, por ejemplo, permitimos que las tensiones de cada día nos mantengan en un estado de estrés, o de alerta y desconfianza (actividades que realizará nuestro cerebro a través de los pensamientos que crea y que no se controlan), nuestro hipotálamo responderá segregando sustancias químicas que colocarán nuestro organismo en modo “ataque/huida” que es la respuesta interna ante el peligro y, por ello, frente a una situación de vida o muerte.
    Esa actividad del hipotálamo que es tan importante y decisiva en momentos puntuales de verdadero peligro, se vuelve autodestructiva cuando se experimenta muy continuada y regularmente. El estrés, la ansiedad, la prisa, la urgencia, la preocupación… hace que nuestro cerebro cree situaciones inexistentes y, como respuesta química a ello, nuestro hipotálamo segrega las hormonas correspondientes a un ataque o a una situación de peligro inminente para nuestra vida… Y así, durante horas al día, y durante días y días al año. Eso, simplemente, destroza nuestro cuerpo por intoxicación bioquímica, dado que ningún organismo puede vivir permanentemente en estado de shock, de peligro o de estrés/miedo continuado.
    Esto es lo que da lugar a infartos, anginas de pecho, úlceras gastrointestinales, hipertensión arterial, diabetes y un largo etcétera de patologías que pueden llegar a ser mortales. Y todo comienza… En nuestros pensamientos descontrolados que han dado la orden equivocada a nuestro hipotálamo para que produzca sustancias que, segregadas de manera continuada en nuestro torrente sanguíneo, envenenan nuestro cuerpo.
    MÁS PATOLOGÍAS CON ORIGEN EN LA GESTIÓN DEL PENSAMIENTO (EXPLICADAS):
    Otro cúmulo de patologías y enfermedades que nuestro cuerpo padece sin que fuera necesario y queestán directamente vinculadas a la forma en que pensamos son las infecciones víricas y bacteriológicas.
    El procedimiento es similar al anterior, pero no idéntico: bajo situaciones constantes de estrés, miedo, ansiedad y preocupación, como hemos explicado, nuestra actividad hormonal pone en marcha procesos de defensa/respuesta. Es decir, tensiona músculos, prepara el cuerpo para la potencial huida, redirige la circulación sanguínea, paraliza procesos internos no vitales, para atender una supuesta amenaza que no existe… pero que estamos imaginando.
    ¿Qué logra todo esto?… Pues ni más ni menos, que nuestro sistema inmunitario se desgaste, se colapse y no pueda repeler ataques que, en situaciones normales, está combatiendo y rechazando a diario (cuando funciona bien, claro está).
    Así pillamos una gripe, sufrimos alergias, tardamos más en cicatrizar o en repeler infecciones, etc.. etc…
    Y todo comienza por la actividad mental.
    Debemos tener en cuenta, ahora que sabemos cómo opera la bioquímica de nuestro cerebro, que nuestros pensamientos son las “instrucciones” que le dará nuestro cerebro a nuestro hipotálamo para que éste cree las hormonas que correspondan a ese estado mental. Si no cuidamos nuestros pensamientos y procesos mentales, la bioquímica de nuestro organismo sencillamente seguirá un patrón equivocado y nos inundará de toxinas que no juegan a nuestro favor, sino que nos debilitan, primero emocionalmente y después orgánicamente.
    Nuestros órganos dejan de funcionar adecuadamente para hacerlo en modo “alerta”, si vivimos bajo situaciones de estrés sostenido, prisa, preocupación y ansiedad. Con ello la circulación sanguínea falla, la tensión se dispara, la actividad nerviosa salta por los aires y aparecen las enfermedades en órganos como el corazón, los riñones, el páncreas y un largo etcétera de variables.
    Del mismo modo, esas instrucciones incorrectas que no hemos sabido parar y revertir en nuestros pensamientos afectan a nuestro sistema emocional: agotamiento, pena, rabia, frustración, depresión, bipolarismo… y un largo etcétera de variables de orden nervioso y emocional. Tan peligrosas o más que las orgánicas.
    EL CONOCIMIENTO ES LA SOLUCIÓN
    Ahora que sabemos cómo se origina el proceso (pensamiento – hipotálamo – hormonas – envenenamiento del cuerpo – destrucción del sistema inmunitario) podemos también invertir el proceso.
    Pensamientos de confianza, amor, seguridad, tranquilidad, calma, paz, alegría… Inician una secuencia totalmente diferente a la que da lugar a enfermedades. En estos otros casos, nuestro hipotálamo produce hormonas endorfinas, placenteras, de anestesia, calma, tranquilidad etc… Que contribuyen a que nuestro organismo pueda operar con normalidad y no bajo amenazas.
    Nuestro sistema inmunitario puede hacer su trabajo de manera eficiente, el riego sanguíneo sigue el modelo y ritmo óptimos, nuestros órganos operan bajo condiciones perfectas.
    Y todo comienza con el detonante inicial: los pensamientos: la llave a la bioquímica del cuerpo humano.
    Ahora, ya sabes qué hay detrás de cada emoción y de por qué te sientes como te sientes en cada momento.
    Ahora también sabes de qué forma y por qué pasos, un pensamiento se convierte en una toxina y afecta a tu organismo enfermándolo, o todo lo contrario: sanándolo.
    Y, como siempre que aprendes algo nuevo e importante, ahora tú eres el dueñ@ de hacer los cambios oportunos, porque es tu calidad de vida y tu salud las que están en juego.